Escenas en la ciudad #34
Esto es un diario de la vida cotidiana inspirado en cosas que vi, escuché e imaginé en distintos lugares de la ciudad como, casi siempre, cafés
No la vi, pero el trailer ya lo spoilea: en la última pelicula de Bridget Jones, que muestra la vida de la protagonista 25 años después de la primera entrega, Bridget queda viuda. Mark se murió. Y reaparece Daniel, ese eterno seductor que le rompió el corazón en sus 20.
De eso viven las peliculas románticas con las que crecimos en los 90 y los 2000. De la esperanza, la nostalgia y el amor monumental. Pero pocas muestran las escenas en las que las parejas se aburren, se pelean, se asfixian en la convivencia. Nadie nos mostró que el amor no es una magia, sino un montón de trabajo que a veces agota. Pero entonces, justo entonces, sacan una nueva de Bridget Jones en la que Bridget queda viuda porque Mark se murió, reaparece Daniel y volvés a creer en el cuento de hadas.
Hoy es San Valentín y en mi café habitual ataron globos de helio con forma de corazón en algunas de las sillas. Me acomodo en una que tiene globo y me siento el payaso de IT. Un hombre camina por la vereda de enfrente, lleva un ramo de flores en la mano. Una pareja de adolescentes se besa en la parada del 130. En el café prepararon un budín especial para los enamorados. Es un budín de vainilla con un corazón rojo en el centro y granas del mismo color por encima.
Hoy también cumple 31 años una de mis amigas, la primera del grupo en cumplirlos. El año pasado no me afectó mucho cumplir 30, pero 31 se siente más real, con 31 ya estás 100% en la nueva década. No recuerdo pensar tanto en los números cuando cumplí 21. No recuerdo que pensara tanto en nada a los 21.
El miércoles por la tarde me cansé de estar ansiosa e insoportable y salí a hacer algo con el tiempo. Visité una nueva librería y fui al cine dos veces en 24 horas. Conocer lugares, consumir historias, moverme, mirar el mundo funcionar. Todo eso me hace sentir viva. Mi mamá me pidió que todos los días dediqué al menos 15 minutos a hacer algo de todo eso que me hace bien. Y esta semana, que lo puse en práctica, pensé: aunque no logre ninguna de las cosas que deseo lograr, siempre voy a tener esto, la sensación de libertad que me corre por el cuerpo cuando miro una película como “Un completo desconocido” —es la biografía de Bob Dylan, muy hermosa—.
Pienso ahora, mientras escribo esto y sigo esperando el bendito mail, en un mensaje que le mandé a una amiga hace un tiempo: “la mejor forma de esperar es no detenerse”. Me hago caso. No me detengo.
Entré a Cafecito a actualizar el monto de las colaboraciones y me encontré con un montón de mensajes que nunca había leído. Me agarró una alegría retroactiva que me reconforta y me hace escribir con más ganas. Gracias. Significa mucho para mi saber que están ahí leyendo. A veces me desespero porque me doy cuenta de que por más que pueda trabajar en distintas cosas, mi único verdadero talento es este: escribir, darle sentido a un texto, transmitir una idea a través de las palabras. Y no se cómo se trabaja de esto. No se cómo convertirme en escritora.
Dijo Timothée Chalamet en la piel de Bob Dylan: “yo solo quiero cantar canciones y poder pagar la cena”.
Me voy de vacaciones, así que durante 3 sábados no habrá newsletter, pero voy a estar recopilando escenas en mi cuaderno para contarles la próxima vez. Hasta entonces. Los quiero mucho.
Si leíste hasta acá y no entendés de qué se trata este newsletter, el plan es este: ir a un café, pescar escenas, unirlas con cosas que veo, pienso y siento durante la semana. Escribirlas. Compartirlas acá.
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